RAPUNZEL,RAPUNZEL, TIRAME LAS TRENZAS...

Mi cuento preferido siempre fue Rapunzel, no sé muy bien porqué, si por vivir en la torre enmedio del bosque y dejar entrar en ella sólo a quien me diera la gana o más bien porque me fascinaban sus largas trenzas doradas por las que podía trepar un príncipe azul, que además no era un príncipe cualquiera, era alto, guapo y cantaba como los ángeles...claro que teniendo en cuenta que Rapunzel era una Barbie el príncipe tenía que estar a la altura, no podía ser de otra forma. Lo cierto es que este cuento me hacía soñar. Y supongo que esa es la finalidad de los cuentos, SOÑAR. Los cuentos de antes despertaban la imaginación, te daban una historia y a partir de ahí la mente divagaba y hacía el resto. Yo me colocaba la bata de estar por casa atada por las mangas a la cintura y ya tenía un traje de princesa, con cola y todo, el mundo a mi alrededor se desvanecía y podía pintarlo como yo quisiera, lo mismo estaba en una isla desierta como en un castillo medieval. Esta habilidad de soñar nunca la he perdido, muy al contrario la fomento, primero porque es un modo de evadirse de trivialidades mundanas y aburridas que a veces no me interesan nada y después porque mi filosofía en la vida es mantener los pies en el suelo sin dejar de estirar los brazos hacía el cielo para intentar tocar las estrellas. Un poco de chispa, un poco de cal, un poco de arena...y desde luego no matar jamás al niño que vive dentro de cada uno de nosotros, el que fuimos y seguimos siendo, el que vive en nuestro corazón y siempre pinta una sonrisa...Soñar, ese es el truco, porque soñar hace que creas que tús sueños se pueden hacer realidad, y quien cree en algo lucha y quien lucha siembra y quien siembra recoge...
PD: Ardorin, va dedicado a tí que lo prometido es deuda.
PD: Oye, contarme, ¿cuáles eran vuestros cuentos preferidos????